
26 Sep 10 razones de la NASA para haber ido a Bennu
Lanzada el 8 de septiembre de 2016, la nave espacial OSIRIS-REx viajó a un asteroide cercano a la Tierra llamado Bennu y recolectó una muestra de rocas y polvo de la superficie. Pero la humilde roca es solo uno de los aproximadamente 780.000 asteroides conocidos en nuestro sistema solar. Entonces, ¿por qué los científicos de la NASA eligieron a Bennu para esta trascendental misión?
Aquí van 10 razones para ello:
Índice de contenido
- 1 Está cerca de la Tierra
- 2 Tiene el tamaño correcto
- 3 Es muy antiguo
- 4 Está bien conservado
- 5 Podría contener pistas sobre el origen de la vida
- 6 Contiene materiales valiosos
- 7 Nos ayudará a comprender mejor otros asteroides
- 8 Para comprender mejor el «efecto Yarkovsky»
- 9 Para mantener los asteroides a raya
- 10 Un regalo para futuras generaciones
Está cerca de la Tierra
A diferencia de la mayoría de los otros asteroides que rodean el Sol en el cinturón de asteroides entre Marte y Júpiter, la órbita de Bennu está muy cerca de la de la Tierra, e incluso la cruza.
El asteroide realiza su máxima aproximación a la Tierra cada 6 años y gira alrededor del Sol casi en el mismo plano que la Tierra, lo que hace que sea algo más fácil lograr la tarea altamente energética de lanzar la nave espacial fuera del plano de la Tierra hacia el de Bennu.
Aun así, el lanzamiento requirió una potencia considerable, por lo que OSIRIS-REx utilizó la gravedad de la Tierra para impulsarse hacia el plano orbital de Bennu cuando pasó por nuestro planeta en septiembre de 2017.
Tiene el tamaño correcto
Los asteroides giran sobre sus ejes, al igual que lo hace la Tierra. Los pequeños, con diámetros de 200 metros o menos, suelen girar muy rápido, hasta unas pocas revoluciones por minuto.
Este rápido giro dificulta que una nave espacial iguale la velocidad de un pequeño asteroide para el aterrizaje y recolección de muestras. Peor aún, el rápido giro de estos asteroides ha arrojado al espacio un material de su superficie conocido como «regolito» (tierra y rocas sueltas), que es precisamente lo que OSIRIS-REx buscaba recolectar.
El tamaño de Bennu, por el contrario, lo hace accesible y rico en regolito. Tiene un diámetro de 492 metros, un poco más grande que la altura del Empire State Building en la ciudad de Nueva York, y gira una vez cada 4,3 horas.
Es muy antiguo
Bennu es un fragmento sobrante de la tumultuosa formación del sistema solar. Algunos de los fragmentos minerales dentro de Bennu podrían ser más antiguos que el sistema solar.
Estos granos microscópicos de polvo podrían ser los mismos que arrojaron las estrellas moribundas y que finalmente se fusionaron para formar el Sol y sus planetas hace casi 4.600 millones de años.
Pero sobre la superficie de la Tierra han estado cayendo pedazos de asteroides, llamados meteoritos, desde que se formó nuestro planeta. Entonces, ¿por qué los científicos no estudian primero esas viejas rocas espaciales?
Pues porque con muy pocas excepciones, los astrónomos no pueden decir de qué tipo de objetos provienen estos meteoritos, lo cual es un contexto importante.
Además, estas piedras, que sobreviven al descenso violento y ardiente hacia la superficie de nuestro planeta, se contaminan cuando caen en la tierra, la arena o la nieve.
Algunos incluso son impactados por la lluvia y la nieve, durante cientos o miles de años. Tales eventos cambian la química de los meteoritos, alterando sus registros más antiguos.
Está bien conservado
Bennu, por otro lado, es una cápsula del tiempo del sistema solar primitivo, conservada en el vacío del espacio.
Aunque los científicos creen que se desprendió de un asteroide más grande en el cinturón de asteroides en una colisión catastrófica hace entre 1.000 y 2.000 millones de años, y fue lanzado a través del espacio hasta quedar recluido en una órbita cercana a la de la Tierra, no esperan que estos eventos lo hayan alterado significativamente.
Podría contener pistas sobre el origen de la vida
El análisis de la muestra del asteroide Bennu ayudará a los científicos planetarios a comprender mejor el papel que pueden haber desempeñado los asteroides en el transporte de compuestos químicos precursores de la vida en la Tierra.
Sabemos por el estudio de Bennu a través de telescopios terrestres y espaciales, que es un asteroide carbonáceo, o rico en carbono. El carbono es la rama de la que cuelgan las moléculas orgánicas.
Es probable que Bennu sea rico en moléculas orgánicas, que están formadas por cadenas de carbono unidas con átomos de oxígeno, hidrógeno y otros elementos en una receta química que ha creado todos los seres vivos conocidos.
Además del carbono, Bennu también podría contener otro componente importante para la vida: agua atrapada en los minerales que componen el asteroide.
Contiene materiales valiosos
Además de ilustrarnos sobre nuestro pasado cósmico, la exploración in situ de Bennu ayudará a los humanos a planificar el futuro.
Los asteroides son ricos en recursos naturales, como el hierro y el aluminio, y en metales preciosos, como el platino. Por esta razón, algunas empresas, e incluso países, están construyendo tecnologías que algún día nos permitirán extraer esos materiales.
Más relevante aún, los asteroides como Bennu son clave para los futuros viajes al espacio profundo. Si los humanos aprendiésemos a extraer abundante hidrógeno y oxígeno del agua encerrada en los minerales de un asteroide, podríamos producir también combustible para cohetes.
Por lo tanto, los asteroides algún día podrían servir como estaciones de combustible para misiones robóticas o humanas a Marte y más allá.
Por todo ello, aprender a maniobrar alrededor de un objeto como Bennu y entender sus propiedades físicas y químicas ayudará a la futura minería de asteroides.
Nos ayudará a comprender mejor otros asteroides
Los astrónomos han estudiado a Bennu desde la Tierra desde que fue descubierto en 1999. Como resultado, creen que saben mucho sobre las propiedades físicas y químicas del asteroide.
Su conocimiento se basa no solo en observar el asteroide, sino también en estudiar los meteoritos encontrados en la Tierra y llenar los vacíos en el conocimiento observable con predicciones derivadas de modelos teóricos.
Gracias a la información detallada que se obtendrá de OSIRIS-REx, los científicos ahora podrán comprobar si sus predicciones sobre Bennu son correctas. Este trabajo ayudará a verificar o perfeccionar las observaciones y modelos telescópicos que intentan revelar la naturaleza de otros asteroides de nuestro sistema solar.
Para comprender mejor el «efecto Yarkovsky»
Los astrónomos han calculado que la órbita de Bennu se ha desplazado unos 280 metros por año hacia el Sol desde que fue descubierto.
Esto podría deberse a un fenómeno llamado efecto Yarkovsky, un proceso por el cual la luz solar calienta un lado de un asteroide pequeño y oscuro y luego irradia calor del asteroide a medida que gira:
- La energía térmica empuja a un asteroide lejos del Sol si tiene un giro prógrado, es decir, que gira en el mismo sentido que el de su órbita alrededor del Sol, como le ocurre a la Tierra.
- O bien puede empujarle hacia el Sol si tiene un giro retrógrado, como es el caso del asteroide Bennu, que gira en sentido opuesto al de su órbita alrededor del Sol.
OSIRIS-REx midió el efecto Yarkovsky desde cerca para ayudar a los científicos a predecir el movimiento de Bennu y de otros asteroides.
Las mediciones de cómo esta fuerza ha afectado a la trayectoria de Bennu a lo largo del tiempo ya han revelado que probablemente el efecto Yarkovsky lo empujó a nuestro rincón del sistema solar desde el cinturón de asteroides.
Para mantener los asteroides a raya
Una de las razones por las que los científicos están ansiosos por predecir las trayectorias que siguen los asteroides es saber cuándo se acercan demasiado a la Tierra como para sentirnos cómodos.
Teniendo en cuenta el efecto Yarkovsky, han estimado que Bennu podría pasar más cerca de la Tierra que la Luna en 2135, y posiblemente incluso más cerca entre 2175 y 2195.
Aunque es poco probable que Bennu impacte la Tierra en ese momento, nuestros descendientes pueden usar los datos de OSIRIS-REx para determinar la mejor manera de desviar cualquier asteroide amenazante que se encuentre, tal vez incluso utilizando el efecto Yarkovsky a su favor.
Un regalo para futuras generaciones
Las muestras de Bennu regresaron a la Tierra el 24 de septiembre de 2023. Los científicos de OSIRIS-REx estudiarán una cuarta parte del regolito.
El resto se pondrá a disposición de los científicos de todo el mundo y también se guardará para aquellos que aún no han nacido, que emplearán técnicas aún no inventadas para responder preguntas aún no formuladas.
Fuente: Why Bennu? 10 Reasons – NASA Solar System Exploration
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